ESCRITOS

En los últimos años me he dedicado a recopilar varios de mis escritos, entre los que se encuentran diatribas, elogios, cuentos, ensayos y poemas, sobre diversos temas que me han formado en una persona critica y sensible ante las cosas que fecundan el mundo.
A continuación un cuento sobre Dieguito, un niño que nos cuenta como es su vida en un pequeño pueblo de Nicaragua, de como han tenido que sobrevivir a la pobreza su familia y sus amigos. Esta es una historia con corazón e imaginación desde la perspectiva de un pequeño niño al que sus limitaciones no le impide pensar en grande.

La historia de Dieguito

Soy uno de los muchos habitantes de un pueblito al norte de Nicaragua llamado laguna, porque cuando llueve se inunda y aunque salga el sol no ayuda porque sigue mojado. Aún así, salgo con mis amigos Pacho y Campa a los árboles altos del pueblo, estos son tan grandes que el agua no los coge mucho y podemos subir a sus copas para ver los techos de las casas; estos también nos dan sombra y algunos frutos, pero no saben bueno.
Yo me llamo Diego, pero mis amigos me llaman Dieguito, como mi mamá. Soy el más chico de mi casa, pues tengo dos hermanos Naty la gorda, la más grande y Jaimito el mediano, el que más llora de hambre, él es un año mayor que yo pero no lo parece porque soy más grande. Mi mamá se llama Rocio, ella trabaja todo el día lavando la ropa de la gente enferma y le pagan 10 Córdobas, con eso compra arroz y lentejas casi siempre.
Mi casa no es muy bonita, pero las de mis amigos tampoco, todas tienen techo de paja y están montadas en costales llenos de arena, no hay piso porque es de agua y para pasar de la puerta de entrada hacia la cocina y de la cocina a la cama, ¡que solo tenemos una!,hay que pasar por unas tablas largas. A demás en las noches huele maluco por las aguas quietas, ¡hasta una vez casi me pica una culebra, también hay mosquitos de esos que pican y dejan ronchas, no ronchitas!.
Cuando mi mamá no trabaja, porque no todos los días tiene trabajo; se la pasa en la casa de otras amigas hablando de los problemas del pueblo y del país. Yo escucho algunas veces sus conversaciones, donde todas dicen estar de acuerdo al decir: "el país no se levanta, no se levanta, no hay dinero, no hay dinero; necesitamos gente que sepa hacer bien las cosas y que nos saque de la pobreza productora de hambre en los niños".
Siempre dicen lo mismo y yo creo que sí, tenemos muchos problemas. Yo se pensar y escribir poquito, porque cuando antes estudiaba la profe me enseño, al igual que a mis amiguitos; pero mamá dice que el dinero si alcanza para comer, no alcanza para estudiar. Aquí nadie se puede enfermar porque no hay hospital y solo hay hierbas que dicen son medicinales que nos hacen echar cuando nos lastimamos o nos sentimos mal. Lo bueno de vivir aquí, es que no hay ladrones y si hubieran serian más pobres que nosotros. Yo me pregunto si en todo el mundo viven así, durmiendo a veces en los techos para poder sobrevivir; pero según lo que escucho a las mamas de por aquí, es que todos los Nicaragüenses del país sufre lo mismo, de mal vivir.
Mientras tanto, yo seguiré en los árboles con mis amigos Pacho y Campa mirando los techos de mi pueblo, esperando que un ventarrón como el primero me traiga otra hoja para seguirles escribiendo, aún el lápiz ya se está desvaneciendo, quisiera contarles lo que quiero ser cuando grande: 
" Yo, cuando sea grande quiero ser el presidente de mi país para regalar comida, casas y profesores para todos y si yo no fuera presidente entonces quisiera ser comida, para que mi hermanito Jaimito deje de llorar por culpa del hambre".  

Aquí tenemos una descripción clara de la realidad de un país, espero les sea de ayuda para comprender un poco la vida de los muchos niños que han crecido en un ambiente inadecuado y desafortunado, con escasas oportunidades, pero que en su interior sueñan con ser aquellos gobernantes capaces de cambiar el contexto social en el que se desarrollan.  



El derecho a soñar






                                       
                                      De que color son las cosas